NO
MATARAS
Krzysztof
Kieslowski
Varsovia.-
Un taxista está lavando su coche. Jacek, un joven campesino de mirada turbia
vaga por la ciudad. Piotr, un estudiante de derecho, se prepara para hacer su
último examen. Sus destinos se cruzan cuando Jacek coge un taxi para ir a los
suburbios de la ciudad, donde asesina brutalmente al taxista golpeándolo con
una piedra. La policía lo detiene y es condenado a muerte a pesar de los
esfuerzos de Piotr, que se encarga del caso.
“No Mataras”, perteneciente
al decálogo del afamado director polaco Krzysztof Kieslowski, es considerada
como una de sus películas más duras, en la cual relata dos crímenes; el de un
taxista cometido por el joven Jacek y luego, el del mismo Jacek cometido por el
Estado.
Situada en la Polonia de los años 80, “No mataras” hace un buen diagnóstico de la opaca situación en la que se encontraba Varsovia por aquellos años. Para ello, el
director recurre a técnicas fotográficas, como los filtros verdes que usa para contaminar el
entorno y así mostrar una visión del mundo todavía más fea de la que acostumbramos
a ver -posteriormente en Blanco, Azul y Rojo usará también filtros de dichos
colores para representar la bandera francesa; libertad, igualdad y fraternidad-.
Es tal la frialdad de su narración que el uso de filtros para colorear la
imagen pueden producir cierto malestar a quien pretenda ver una esperanzadora y
linda película de tipo comercial. Todo
lo contrario, “No Mataras” se sitúa como una triste realidad en la que se
desarrolla la idea del acto gratuito; cometer un crimen contra un hombre
desconocido, asesinato que se refleja en una segunda parte a través de la
condena a muerte de Jacek por el Estado.
Es tal su afán por provocar una sensación de
malestar que, en 1988, cuando fue proyectada por primera vez en el festival de
Cannes (obteniendo el premio del jurado y de la crítica internacional), mucha
gente optó por abandonar la sala, a lo que Kieslowski comentó: “Era lo que la
gente debía hacer”.
Al parecer, tener un nudo en
el estómago es una buena respuesta para
ver el film, donde el director plantea los límites soportables del espectador
dejando abierta una pregunta: ¿Qué más puede soportar un ser humano civilizado
como Piotr cuando es el Estado el que mata a uno de sus ciudadanos?
Si bien Kieslowski ya muestra técnicas
audiovisuales y narrativas que posteriormente lo situarán cómo uno de los
grandes cineastas del siglo XX, en El Decálogo en general, y en No Mataras en
particular, se puede observar su intriga y ojo crítico por detectar los problemas latentes
que la sociedad inflinge en el ser humano. Desde su Polonia natal, Kieslowski
manifiesta el creciente aislamiento humano encarnado en el joven Jacek, muestra la apatía con aquel taxista amargo y sospechoso, y nos enrtega reflexión y vocación por la justicia a través de Piotr, quien preparandose para su examen de derecho, se encarga del caso.
Cristóbal
Escobar