AUF DER ANDEREN SEITE (AL OTRO LADO, 2007)
Al Otro Lado, del
director Fatih Akin no queda ajena a los antecedentes biográficos del autor. Su
filmografía ha estado siempre cruzada con historias que dialogan entre su
sangre turca y su residencia alemana (Contra
la Pared, Al Otro Lado, y en
cierta medida, Soul Kitchen). Sin
duda esa mezcla habita en la gran mayoría de sus personajes, y aunque no sea
central la exploración de tal hibridismo, su análisis social y cultural logra
cautivar con inteligencia al espectador: Activismo político, represión
femenina, Turquía y la Unión Europea, son algunos de los rasgos que acompañan
el guión y la caracterización de este filme.
Al Otro Lado es de ida y
vuelta entre Alemania y Turquía, de historias cruzadas que Akin ordena
prolijamente en 3 capítulos, al más puro estilo del mexicano Alejandro González
Iñarritu (como vemos en Amores Perros o Babel). Ciertamente su sello y estilo
no está en cómo ordena el puzle, tampoco en la cronología con la que narra el
relato, ni menos en el cruce de las historias que resuelve ingeniosamente a
través de Nejat (Baki Davrak),
el hilo que teje al todo desde las partes en esta obra. Aclaración: que no sea
su sello no quiere decir que fracase en el intento. Seguramente Iñarritu más de
alguna idea podría sacar de esta película de Akin.
El sello de Akin está en la constante búsqueda que emprenden sus
personajes, en el estilo con el que desarrolla la fragilidad que habita en
ellos. Con pocos recursos, sus historias logran la fuerza suficiente para
vincularse con el espectador, dando cuenta que para conectar con la pantalla a
veces es más simple y artesanal de lo que el cine industrial de la academia ha
intentado con los millones que se ocupan en el montaje. Por mucha distancia
contextual que pueda existir entre sus novelas y las nuestras, el espectador se
involucra, y eso ya merece aplausos.
Al Otro Lado se sumerge en la vida misma. A través de una serie de encuentros,
relaciones y muertes, las historias de seis personas se conectan. Ciertos
viajes están atravesados por la experiencia de la pérdida, yendo al encuentro
de la reconciliación y el perdón. Eso es lo que hace Nejat cuando va en
busca de Ayten (Nurgül Yesilçay),
un poco para remediar a su padre quien ha asesinado a Yeter (Nursel Köse), madre de
Ayten, y un poco para cumplir los sueños de Yeter. Eso también es lo que hace
Susanne (Hanna
Schygulla), madre que va al encuentro de su hija Lotte (Patrycia Ziolkowska)
asesinada por niños kurdos en Estambul, y que termina de realizar lo que hasta
ese minuto consideraba un capricho de su hija: ayudar a Ayten y sacarla de
prisión.
La profundidad de los vínculos desarrollada en la búsqueda
laberíntica entre padres e hijos, los símbolos religiosos manifestados en el
relato y la sutileza con la que se ha trabajado la dirección de arte, sitúan
los dramas de este filme como preguntas relevantes, ahistóricas y de
interpelación universal. No es casual la importancia narrativa que le da Akin a
la fiesta del sacrificio celebrada en Estambul en el desenlace de la película ,
donde “Dios quiso poner a prueba la fe de
Ibrahim, así que le ordenó que sacrificara a su hijo, pero justo cuando estaba
a punto de matarlo, su cuchillo fue desafilado. Dios estaba satisfecho, y le
envió a Ibrahim un cordero”. Tampoco es gratuito que posteriormente Nejat
acuda al encuentro de su padre en el valneareo Filyos (de Filios), que
traducido al español significa amor
fraterno.
El cine de Akin es un cine elaborado, uno que tiene todo el
pensamiento crítico de la tradición alemana, pero con el agregado de un extraño
componente emotivo más propio de los maestros franceses (Truffaut, y aunque no
lo sea de sangre, Kieslowski). Quizá la dificultad de establecer concretamente
sus raíces sean el secreto de su particular trabajo, y el talento que posee como
narrador.